Que digo gran paso, más bien enorme, gigantesco, extraordinario, colosal. Hoy es un día que entrará en los anales de la historia (de la mía, desde luego). Hoy, ¡¡¡me he empadronado en Pamplona!!!
¡Baaaah! Dirán muchos. ¿Tanta alharaca por esa chorrada? Sí, lo sé, es una tontería que no tiene nada de grandioso. Un trámite que hace todo el mundo cada vez que se cambia de casa. Pero para mí es un día especial.
A pesar de haber viajado durante los últimos 16 años de mi vida por varias ciudades y países, siempre he estado empadronada en Santander. Mi Ítaca. Mi hogar. En parte porque sabía que no iba a durar mucho en ningún sitio. En parte por la nómada que llevo dentro. Empadronarme en Pamplona es soltar Santander. Es pensar que aquí puedo establecer un hogar. Que puedo dejar ya de deambular por el mundo. Es un gran paso para mí y estoy contenta de haberlo dado.
Después de esta manifestación, un tanto melodramática, paso a cuestiones más prácticas. ¿Cómo y dónde empadronarse en Pamplona? La oficina del padrón se encuentra en el Palacio del Condestable, en la esquina de las calles Mayor y Jarauta. Los papeles necesarios para poder llevarlo a cabo son múltiples y diversos, según la situación en la que se encuentre la persona que lo solicita. Así que dejo el link de la página del Ayuntamiento de Pamplona donde informan de todo en todos los supuestos.
Un dato a tener en cuenta y que se agradece. El tiempo de espera es escasísimo (de hecho esta mañana me han hecho pasar directamente nada más llegar) y las personas que trabajan allí son amables, atentas y serviciales. Un diez para este servicio del Ayuntamiento de Pamplona, que echa por tierra la imagen del funcionario "vuelva usted mañana" o del "regálame una caja de All-Bran que lo necesito urgentemente".
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