10 junio 2012

Sí, pero no. Pero sí.

Te quise cuando llegaste a mi, tan nuevo, tan brillante, tan negro. Te odié cuando tuve que pagar un dinero que no tenía para tenerte. Te quise cuando me llevabas, día tras día, a trabajar. Te odié cuando me tuve que separar de ti, pero te tuve que seguir pagando. Te quiero porque siempre que deseo desaparecer por el mundo, tú me acompañas. Te odio cada vez que te tengo que alimentar con una comida más cara que la mía. Te quiero cuando te pongo música y me haces sentir que estoy fuera de la realidad. Te odio cada vez que he quedado con alguien y no encuentro dónde dejarte. Te quiero porque me has sacado de muchos apuros. Te odio por cada achaque que tienes y lo que eso me supone económicamente. Te quiero porque el tenerte me hizo sentirme mayor y madurar. Te odio porque tengo que pagar por tu seguro de vida cuando yo no tengo uno propio. Te quiero porque eres mi cucaracha, de cuerpo negro y corazón rojo. Te odio porque quisiera prescindir de ti y hay algo que me frena de hacerlo. Te quiero porque, la mayoría de las veces, me haces la vida más fácil. Te odio porque a veces me la complicas. 


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