07 julio 2006

De la contaminación y otros asuntos

Seis días ha tardado mi cuerpo en rebelarse contra la contaminación de Santiago.

Primero sufrieron los ojos con las lentillas hasta que ayer ya dijeron basta. Uno de ellos, el derecho, expulsó a esa intrusa llena de polvillo sin ningún miramiento y aunque parezca increíble se me perdió la lente mientras estaba en el ojo. Hoy ha llegado a su punto álgido con tres litros de agua y tres paquetes de pañuelos. La nariz como un pimiento, moqueando como si fuera un río, y la garganta más seca que los embalses españoles. Espero que sea cuestión de acostumbrarse. Y es que parece que la polución es como las meigas. Nadie las ha visto pero existen.

Ayer falté a mi escritura diaria, pero tengo una buena excusa. Me tocó quedarme en el centro, cuya foto os adjunto ( es el pequeño edificio del centro), a supervisar un encuentro feminista. Todo iba bien hasta que comenzó a hablar la representante del grupo de lesbianas. La moderadora de la mesa no debía de estar muy de acuerdo con ella porque la cortó diciendo que tenía que dejar tiempo para que hablaran todas, y la otra insistió en dar una arenga final del tipo de no nos callarán ni nos vencerán y entonces todas se pusieron a aplaudir como locas. O algo así porque yo desconecté a los diez minutos de charla (y duró dos horas). Mientras, estuve hablando con Héctor, el técnico de sonido e iluminación que es simpatiquísimo.

Aprovechando que Bigotes nos ha dejado marchar antes y que A. me ha acercado a casa (nota para mi misma, tengo que sacarles fotos y colgarlas) me he decidido a ir a la lavandería a hacer la colada. Mis pies me lo agradecerán porque ya no me quedaban calcetines limpios. He dejado la ropa secando en la secadora y vengo con cara de horror. No sé qué ha pasado, pero mi flamante camiseta negra, esa que mi madre despojó de todo vestigio de S., ¡parece un gato de angora! Está llena de pelusones blancos y ¡¡mamá, no sé si aquí tendrán quitapelusas. Traime uno cuando vengas!!

Esta foto de los perros viene para que veáis con vuestros propios ojos algo que me ha llamado la atención y es que ciertas partes de la ciudad, como el centro, están llenas de perros vagabundos tirados en el suelo con un aspecto de cómodos que da envidia. Estos tuvieron la cortesía de ponerse en una esquina, pero lo normal es que estén en mitad de la calle, como si se hubieran acostado en el primer lugar que bubieran visto. Son perros grandes y están bien alimentados por la gente. Me han contado que cuando la jura de Bachelet se dedicaron a envenenar a todos los perros que había en la plaza porque no daba buena imagen. Me guardo el comentario para mi.

3 comentarios:

  1. Ali, cuídate la salud, que es lo primero. Realmente tu estilo de narración es muy bueno y ameno. Por mi, no lo cambies. Si vas al médico o a la botica a pedir algo para esa alergia, no olvides contarnos la experiencia.

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  2. Hola Azu,

    ya estoy mucho mejor. El cuerpo ya se ha inmunizado contra el "smog" como lo llaman aquí. Al final el mejor remedio (el que me ha ayudado, o quiero pensarlo) fue dos vasos de ron. Dormí como una bendita y se me acabaron todas las alergias. ;o)

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  3. Hola Joana,

    que bueno saber de tí. Sí, parece que estoy lejos, pero se parece mucho a España. Adjuntaré tu dirección de blog para que te lea todo el mundo (yo incluída que hace mil años que no sabía nada de tí).

    Un besuco

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