25 abril 2013

Bienvenido Mr. Blue

Stark es la primera novela que escribió Edward Bunker, aunque no se publicó hasta después de su muerte, en 2005. De esta novela hay tres cosas que me han llamado la atención y que quiero compartir. 

La primera es que está publicada por Sajalín Editores; una editorial de la que nunca había oído hablar pero que, tras revisar su catálogo, es una situación que va a cambiar. A partir de ahora nos vamos a hacer íntimas. 


La segunda es que está escrita por Edward Bunker (que no es otro que ese señor con puro y pinta de vividor sentado en ese coche setentero de la portada). Un tipo que llevó una vida más azarosa que cualquiera de los protagonistas de sus libros. Nació en Los Ángeles en 1933, a partir de los siete años salta de un hogar de acogida a otro y de un reformatorio a otro, hasta que a los 17 acaba en San Quintín, como el preso más joven. De allí estuvo entrando y saliendo por robo, narcotráfico, extorsión, falsificación... hasta 1975, año en el que queda definitivamente libre. Durante su periodo carcelario estudió leyes, leyó hasta la saciedad y empezó a escribir sus novelas. Muchas de ellas fueron llevadas al cine y algunas, incluso, contaron con su presencia. Como nota decir que Bunker fue el mítico Sr. Azul de Reservoir Dogs de Tarantino. Por el medio se cruza una mujer, Jennifer Steele, una joven abogada que le defendía y con la cual se casa tras salir de la cárcel. ¡Vamos, una vida de novela!


La tercera es la historia en sí. En la actualidad ni el tema ni el estilo llaman la atención, pero eso cambia cuando recordamos que fue escrita en los años 60 por un presidiario que no tenía apenas estudios. Ernie Stark vive en Oceanview, California. Le gusta vestir bien, las mujeres guapas y la buena vida, pero como ni es rico ni viene de familia pudiente, le toca meterse en asuntos turbios. Debido a su encanto y a su inteligencia se dedica a estafar con suerte diversa. La atmósfera angelina, la zambullida en los bajos fondos y la continua desmitificación del protagonista, me recuerda a las obras de Charles Bukowski. Claro que sin toda su escatología. 


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