25 julio 2012

La boda más esperada. Episodio 3º: ágape y barra libre

Marinera tuvo a bien de llevarnos, en su coche, a Nederlander, Asturiana y a mí al restaurante. El precioso Nuevo Molino, situado en la localidad de Puente Arce. Como era un poco pronto para comer, nos habían preparado unos aperitivos en su jardín, donde unos camareros majísimos nos empezaron a pasar bebidas y delicatessen tales como mejillones en salsa de curry, gazpacho en botellitas de coca-cola, tostadas de bacalao gratinado con gambas o pastelitos de hongos... 

Todo el mundo sacó sus cámaras y, como si se tratara de la Pasarela Cibeles, se produjo una no declarada competición cuasi fálica: cámaras de móvil, cámaras digitales, cámara réflex con objetivo de serie, cámara reflex con gran angular, con teleobjetivo... que decían silenciosamente ¡la mía es más grande y mejor! 

Después llegaron las consabidas fotos con el Dios y la Reina, luego sólo con el Dios, luego con la Reina, luego las familiares, las de por parejas, las de por cuadrillas, las creativas, las chorras... el sol que pegaba como si estuviéramos en el trópico, las mujeres hincando sus zapatos de tacón en el césped cual si fueran piolets (sorprende que no hubiera ningún esguince), los niños jugueteando con el agua de la fuente... y ya era hora de pasar al salón. 

Las mesas eran redondas y tenían nombres de compañías. La nuestra era la de servicios, también conocida como la mesa de las solteras o de Los Corazones Solitarios, como yo prefería llamarla. Seis solteras (Despistada, Asturiana, la Alegre Parada, Nederlander, Marinera y yo) y un matrimonio con hija (Varón Sarcástico, Tranquila Esposa y la adorable MiniLu). Pese a estar rodeado de tantas mujeres, el Varón lejos de acoquinarse, supo nadar y guardar la ropa, lo que dio mucho juego y nos convirtió en la mesa de las carcajadas.

Llegó nuestra camarera, Sentimental, amiga de la Reina, la cual, durante los primeros quince minutos, no dejaba de llorar como un aspersor de lo emocionada que estaba. Y es que la Reina trabajó durante varios años en este restaurante y como es imposible no quererla, se ganó el cariño y respeto de todos. Uno de los momentos más emotivos vino al comienzo de la comida, cuando tanto el maitre como los camareros se pusieron en fila delante de la mesa presidencial y arrodillándose le dedicaron la comida a la Reina. Hasta a mí me salió una lagrimilla y eso que yo no soy de mucho llorar.

Y, a continuación, comenzó el festival de comida. El maitre se acercó a nuestra mesa interesándose por nuestras limitaciones culinarias. Tranquila Esposa con el marisco, Lamb con los lácteos. No hay problema, señoritas, los únicos platos que no podrán comer son tal y cual, los cuales modificaremos a su conveniencia.

El menú fue el siguiente:

1.- Pastel de esturión ahumado con foie, manzana caramelizada, cebolla confitada y yogur.


2.- Ensalada de bacalao con setas, pimientos, costra de patata y su pil-pil.7


3.- Ravioli de rape, relleno de marisco y jugo de nécora. 


4.- Solomillo de buey asado al romero con jugo de oporto. 


5.- Tarta de chocolate blanco y negro con chocolatinas.


6.- Helado de queso sobre coulis  de frambuesa y crujientes de almendra.


7.- Tarta nupcial de merengue y hojaldre. 

A mí me cambiaron los postres por torrijas hechas con leche sin lactosa y fresas con salsa de toffee, lo que produjo la envidia de algunos de los presentes. Y es que el mundo está lleno de peluseros. En fin... el caso es que ¡¡todo estaba delicioso!!

Durante el banquete hubo varias sorpresas para los recién casados. Los trabajadores del Nuevo Molino les regalaron un cuadro collage con fotografías de distintos momentos juntos y ¡¡una tarta de chuches!! Las amigas, con una de las canciones favoritas de Reina de fondo, Rojitas las orejas de Fito y Fitipaldi, le regalamos un álbum Hoffman con las fotos de la despedida y el texto de Despedida de Reina pero sin chuches, modificado. Sin tanta crítica, que no queda bien en un regalo. Y después llegó la tarta de cinco pisos, si no recuerdo mal, con las figuras de los recién casados a imagen y semejanza de Reina y Dios. Muy cuco.

Tras el convite Reina y Dios pasaron por las mesas dando el ramo y las figuritas a los próximos en casarse. Y con los regalitos. Para los chicos botellitas de vino en saquitos y para las chicas un bolígrafo con la carcasa de cristal y purpurina (que se extendió por cara, brazos, escote y demás partes de mi anatomía haciéndome brillar como la bola de Fiebre de Sábado Noche) y un alfiler de chal. Muy bonitas ambas cosas.

Hora de levantarse y de cambiarse los zapatos de altura por unos de bajura para mover el esqueleto en la pista de baile al ritmo de unas canciones muy eclécticas (para que os hagáis una idea el DJ fue de un pasodoble al Taca Taca, pasando por los Pecos) donde lo dábamos todo y tomarse una bebida en la barra libre. Siempre me ha llamado la atención el tema de "libre", véase barra, buffet, entrada o lo que sea. Parece que la sola mención de esa palabra provoca un cortocircuito en el cerebro de la gente, que hace que no sean capaces de controlarse, lo que da lugar a una ingestión de comida y bebida extremadamente abundante, como si la persona en cuestión llevara meses sin comer ni beber. Resultado: borracheras descontroladas al estilo adolescente, que a mi entender, hacen que te pierdas toda la diversión que se desarrolla a tu alrededor y que al día siguiente quieras morirte. Pero bueno, ellos mismos con sus organismos.

La cosa duró hasta las 11 de la noche y se produjo un hecho bastante curioso pero bastante cántabro. Los grupos no se mezclaron. No te conozco, no hablo contigo. Y es que no sé si esta costumbre es un regionalismo o, simplemente, que con las nuevas tecnologías estamos perdiendo nuestras habilidades sociales cara a cara. Quizás yo me esté quedando un poco anticuada y la próxima vez tenga que mandarle un twitter al chico de al lado del tipo ¿Te apetece bailar conmigo? Soy la chica con los tirabuzones como Shirley Temple. #Lamb. Sin pasarse de 140 caracteres, eso sí. 

3 comentarios:

  1. Que bueno, jajajaja. La verdad es que lo has descrito perfectamente. Creo que fuimos la mesa de invitados que mejor se lo pasó.
    Normal que nos emocionemos con todo lo gratis (estamos ahora como para gastar dinero, jajaja).
    Bueno se me ha hecho muy corto esto de la boda, pero me he reido un montón.
    Un besito,

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    1. Lo de gratis es de siempre, no creo que tenga que ver con la crisis. Es como cuando regalan algo y la gente se lo lleva, aunque no les guste o no le haga falta y luego lo tiren.

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  2. Muy bueno l muy bueno, me he reído un montón. Le he mandado el enlace a varón sarcástico,, ya te diré que dice. :) y gracias por lomdevaorable MiniLu, es una bendita, tengo una suerte con ella ........ Y menuda marcha, yo creo que fue la que m bailo de toda la fiesta jejejeEn.

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