05 junio 2012

EE.UU. is different

No veas tanto la tele, que es malo, que se te queda la cabeza cuadrada, que te vas a quedar ciega, que por qué no sales a jugar, o mejor aún a estudiar que mañana tienes un examen. Y tenía razón mi madre, pero también es cierto que con la tele se aprende muchísimo. Yo, por ejemplo soy una adicta a las series. Antes estadounidenses y dobladas, porque era lo único que había, ahora amplío el rango geográfico y las veo en versión original, así tengo la excusa de que estoy haciendo oído. Bueno, la cuestión es que después de años y años de ver series, sobre todo policiacas y de crímenes, he adquirido una serie de conocimientos sobre la sociedad estadounidense y su cultura que me llaman tanto la atención que tengo que compartirlos: 

1 - Hacen un extraño uso de la luz eléctrica. 
Si ves cualquier película o serie estadounidense te das cuenta de que, o bien hacen un uso desmesurado de la energía eléctrica, como cuando decoran las casas en Navidad como si estuvieran en una convención de luciérnagas retro o bien no tienen luz eléctrica en toda la puñetera casa. Esto pasa, sobre todo, cuando la casa es el escenario o posible escenario de un crimen. Los policías siempre, siempre, entran con una linterna encendida. A veces le dan al interruptor, pero con desgana, porque saben que no va a funcionar. Y otras ni tan siquiera lo intentan. O los de la compañía eléctrica cortan la luz a la primera de cambio o en EE.UU. todos los ladrones y asesinos han estado en la escuela de electricidad para saber cortar la energía (y no me refiero a bajar el interruptor de los plomos, que eso allí no se lleva). 

2 - No hay timbres.
Tú vives en España y si alguien te va a visitar (un amigo, la policía, el cartero, los Testigos de Jehová...) llaman al timbre, que para eso está. Y además esperan, porque entienden que no estás agazapado detrás de la puerta esperando a que alguien llame, sino que puedes estar en el baño, en la cocina, viendo la tele o donde te de la gana. En EE.UU. no hay timbres y si los hay son de adorno porque todo el mundo llama a la puerta con los nudillos, que los deben de tener de acero para que el que está dentro lo oiga. Y si a los dos segundos no aparece nadie entonces empiezan a aporrear la puerta como si la fueran a echar a abajo. Y entonces uno se pregunta cómo demonios pudieron llegar a la Luna. 

3 - La madera es de baja calidad.
Que sí, que tienen unos bosques impresionantes, con sus pinos, sus abetos, sus secuoyas milenarias, pero para qué si luego tienen unos muebles, unas puertas y unas paredes que dan asco. Yo cuando veo que los polis o los malos pegan patadas a las puertas y las parten a la mitad me dan ganas de invitarlos a España, a ver si son tan gallitos y parten una puerta de casa, de las que tiene casi todo el mundo, en dos. Y qué me decís de cuando el tipo se enfada y le pega un puñetazo a la pared y le hace un agujero. Pero, ¿qué mierda de pared es esa? Si yo en mi casa necesito una broca del 8 para poder colgar un cuadro. No me extraña que luego venga una tormenta y la casa se vaya al Estado de al lado. Y bueno, de los muebles ni hablamos, porque los únicos carpinteros buenos deben ser los pájaros. Un par de borrachos en un bar se pelean, uno coge una silla y se la estampa al otro, contra la crisma, haciéndola astillas. A ti te dan en España con una silla en la cabeza y tú acabas con derrame cerebral, pero la silla apenas se queda con una muesca. 

4 - El pelo se autodestruye
No voy a decir que no se les cae el pelo, porque Bruce Willis, Woody Harrelson o Kevin Spacey no estarían de acuerdo, pero en cuanto cae de la cabeza se destruye. Si entras en cualquier casa en España, lo más probable es que haya pelos en el baño, en la cama, en la ropa y, por supuesto, en el cepillo. Tengo que informaros de que en EE.UU. eso no pasa. Llegan los CSI a un escenario del crimen y si tienen suerte encuentran un pelo en el cepillo del que igual hasta pueden sacar el ADN. ¿Acaso tienen en las casas unos pequeños seres que se alimentan de pelos o qué?

5 - No dejan huellas dactilares
Yo estoy hasta el moño de limpiar las huellas que se quedan en la pantalla de mi móvil, en la del ordenador, en los pomos de las puertas, en la vitrocerámica y básicamente en todo lo que tenga una superficie lisa y brillante. Vamos, que si viene el equipo de investigación a mi casa se vuelve loco con el polvo y los papelitos esos de pegar que se usan para sacar huellas. Bueno, pues eso no me pasaría si viviera en EE. UU. o al menos eso es lo que parece cuando ves una de sus películas o de sus series. Ocurre un crimen y después de buscar y rebuscar encuentran una huella parcial en la pata de la cama (en el único sitio donde estoy segura de que en mi casa no la encontrarían). Raro, raro. 

6 - Los zapatos de tacón de aguja son como zapatillas de deporte
Pongámonos en situación. Por un lado tenemos a la policía guapísima de turno y por otro a la futura víctima, que suele ir más tuneada que un coche. ¿Qué tienen en común? Los taconones que llevan. En la víctima es entendible porque suele estar de fiesta, pero ¿una policía con tacones? Eso sólo pasa en América (y digo América y no EE.UU. porque en Chile y en Ecuador las policías van con tacones, aunque parezca mentira). Llega el momento de perseguir al malo o de huir de él y ambas se ponen a correr cual gacelas en la sabana. A ver. Primero. Si te pones a correr con tacones de 15 centímetros lo más probable es que te tuerzas o te partas un tobillo. Pero imaginemos que no, que tus tendones y músculos son tan elásticos como el boomer. En ese caso jamás serás capaz de coger o de huir del tipo malo que va con verdaderas zapatillas de deporte. No way. 



7 - O son perfectos o sufren síndrome de Diógenes. 
Alguien llega sin avisar a mi casa en un día normal y lo más probable es que me pille con la cama sin hacer, la taza y el plato de desayuno (y puede que incluso el de la cena) en la fregadera, algo de ropa tirada en una silla, papeles encima de todas las mesas, alguna pelusa del gato por el suelo, el espejo del baño salpicado, ropa para planchar. Vamos, lo normal cuando trabajas y no tienes a nadie que te limpie la casa. Eso en EE.UU. no pasa. Familia de cuatro o cinco. Papá, mamá y dos o tres hijos. Ambos adultos trabajan, nunca tienen a nadie ni para que cuiden a los niños ni para que limpien la casa, (a no ser que sean multimillonarios) pero aún así la casa siempre está recogidísima y limpísima. Las camas hechas, la cocina impoluta, ni un papel fuera de lugar.. Y la nevera llena. Una casa de la revista El Mueble. ¿Cómo lo hacen? No lo sé, pero que me lo digan. Que me hace falta.

Pero ahora viene el caso contrario. Piso de ciudad, pequeño y viejo, habitado, normalmente por una persona soltera. Entran en la casa y las cajas de pizza se apilan por todos los lados, los platos (¿para comer qué?) se amontonan en el fregadero, la cama desecha pero no como si hubiera dormido alguien, sino más bien como si una piara de cerdos se hubiera revolcado encima, la nevera famélica, manchas en las paredes y en la moqueta. ¿Nos están intentando transmitir algo? ¿Algo así como que si quieres llevar una vida sana, feliz y ordenada tienes que casarte y tener hijos porque si estás soltero (a no ser que seas millonario y tengas un ático de 300 m2 en Manhattan) eres carne de cañón de la inmundicia, la depresión y el crimen? Naaaah. 

8 - Todo es especial
Vas por España por la calle y hay basura en las aceras, en la calzada, en los parques, en las cunetas. Y si te fijas bien son bolsas de patatas Lays, de chicles trident, colillas de Marlboro, hojas secas del árbol o del arbusto de la calle que se acumulan desde hace tiempo (porque aunque tenemos servicio de limpieza no lo dejan muy impoluto que digamos). Somos unos guarros. Sí. Pero no te encuentras nada especial.

En EE.UU. no hay basura en las calles, así que cuando investigan un crimen siempre encuentran una prueba fundamental que no estaba ahí antes del asesinato. Eso lo saben a ciencia cierta porque son limpísimos. Pero no solo eso. En EE.UU. cuando tiran algo al suelo (perdón, cuando se les cae, que ellos no tiran nada) es siempre algo especial. Puede ser un papel de chicle, pero no de cualquier marca, sino de una que sólo se vende en la tienda de la esquina de la 6 con la 48. Puede ser una hoja de arbusto, pero no del parque de al lado, sino de uno extremadamente raro que sólo se encuentra en los Cárpatos o en el jardín botánico. Puede ser un ala de mosca, pero no la mosca cojonera española que te encuentras de norte a sur y de este a oeste. No, es una mosca que sólo vive en un valle del Departamento de Chalatenango de El Salvador. Y menos mal, porque es la prueba definitiva para coger al asesino en serie.  

Hay muchas más cosas que he aprendido viendo series y películas estadounidenses, pero creo que ha llegado el momento de que me dedique a la observación empírica sobre el terreno. Así que lo próximo tiene que ser un viaje al país de las barras y estrellas. Espero que no tenga que esperar demasiado para ello. 

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