21 mayo 2013

Una de crímenes

En el lomo de Culpa los de la biblioteca han puesto el dibujo de una pistola, para avisar a los lectores de que están delante de una novela negra. Y no lo es, porque no hay pistas, ni investigadores, y lo es, porque hay crímenes y culpables, pero, sobre todo, porque hay víctimas. 

Ferdinand Von Schirach es un abogado defensor penalista alemán que un día decidió que los casos en los que trabajaba, y que habían tenido gran repercusión en la prensa germana, podían tener también cabida en un libro. Y entonces escribió Crímenes, publicada en 2009, ganadora del Premio Kleist, 45 semanas en el top de ventas y cuyos derechos fueron vendidos para ser publicada en 30 países. Obviamente su idea inicial fue buena, así que decidió repetir un año después. Esta vez con Culpa, que es el que leí anoche.

Es un libro que recoge 15 historias sobre asesinatos, maltratos, violaciones y venta de droga, donde los protagonistas son hombres, mujeres, adolescentes, niños, adultos, ricos, pobres, culpables, inocentes, pero todos tienen en común que son víctimas. Víctimas de un criminal, víctimas del sistema, víctimas de su propia conciencia, víctimas de su vida. Son historias cortas, como si tomando un café con un abogado, éste te cuenta, a trazos, un caso que ha llegado a sus manos. Y no siempre te cuenta la historia del acusado al que defiende, porque a él lo que le interesa es la vida y los sentimientos de la víctima, aunque culpable, aunque sea la otra parte.

No hay detalles pormenorizados sobre la investigación policial, ni sobre la detención, ni tan siquiera sobre el juicio, que sería, quizás, lo más lógico, dada la profesión del autor. Sólo hay un relato sencillo y directo de un hecho terrible en la vida de una persona determinada. De cómo llegó ahí, de cómo vivió y sintió el momento y de cómo siguió adelante después de que todo pasara.

Dice el Süddeutsche Zeitung "Schirach no juzga, sólo describe en un lenguaje de una sobriedad genial". Es verdad y quizás eso es lo que hace a este libro tan asombroso y extraordinario.

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