29 noviembre 2013

La bibliotecaria de Auschwitz

Siento gran atracción por las historias que tienen lugar en la primera mitad del S. XX. Una época política, económica y socialmente convulsa y, sobre todo, muy documentada. Tantos conflictos, tantas guerras, preguerras, postguerras, donde el ser humano saca lo mejor y lo peor de sí mismo. No soy muy original porque libros sobre la Guerra Civil Española, sobre la I y II Guerra Mundial hay a patadas (bueno, sobre la I no tantos), lo que quiere decir que es un tema que interesa mucho tanto a escritores como a lectores. 

Toda esta diatriba viene a justificar el porqué de que de los últimos cuatro libros que tengo para leer, tres estén ambientados en esa época. Pero empecemos por el principio.

El primero es La bibliotecaria de Auschwitz, del zaragozano Antonio G. Iturbe. En él seguimos los pasos de Edita Adlarova (Dita), una niña de 14 años, checa y, por supuesto judía, que recala, junto con su madre y su padre, en otoño de 1944, en el campo familiar de Auschwitz y se convierte en la bibliotecaria secreta de 8 libros en papel y media docena de libros vivientes, en un lugar donde los libros estaban terminantemente prohibidos con muerte al que fuera sorprendido con uno. Recordamos con ella su vida burguesa en Praga, su posterior empobrecimiento, las dificultades vividas en el gueto de Terezín, la deportación a Auschwitz, sus encuentros con Mengele -el Dr. Muerte- su miedo, su frío, su hambre, su determinación, sus férreas convicciones sobre lo que es bueno y lo que es malo, sus apreciaciones de la vida cotidiana del campo de concentración, sus sueños, su escapada de Auschwitz a través de la ventana que cada libro que lee le abre... 

Seguimos los pasos de Freddy Hirsch, alemán y también judío, con una infancia difícil y solitaria y una adultez igual de solitaria, pero con el peso del mundo sobre sus hombros. Su energía, su figura como modelo a seguir, su apoyo incondicional hacia la juventud y los niños, su secreto...

Seguimos los pasos de Rudi Rosenberg, de 19 años, que ocupa el cargo de registrador de todo lo que pasa en el campo y que tiene una estancia mejor que el resto, aunque sigue siendo preso y judío. De su enamoramiento, su descubrimiento de la felicidad en el lugar más infeliz de la tierra, su ahogamiento en esa falta de libertad externa que le estrangula la interna....

Es un libro de la II Guerra Mundial, es un libro sobre los horrores del nazismo, sobre las atrocidades cometidas por los experimentos médicos maquiavélicos de Josef Mengele, sobre la pérdida de la inocencia, de la infancia, de la libertad y de la vida de millones de judíos. Es un libro sobre cómo la supervivencia nos hace egoístas y nos lleva a pasar por encima de los demás a cualquier precio siempre y cuando nosotros podamos seguir adelante. Es un libro sobre la capacidad del ser humano para adaptarse a situaciones inconcebibles. 

Pero también es un libro de esperanza, de valentía, de historias personales de gente que arriesgó su vida (y en ocasiones la perdió) por los demás, porque aún creía en que el bien se impondría, en que pensar en el bien colectivo era más adecuado que pensar en el propio. Y, sobre todo, es un libro que ensalza la lectura y la cultura como el bien más preciado del ser humano, porque "abrir un libro es como subir a un tren que te lleva de vacaciones". 

Buena parte de las personas que aparecen en el libro existieron realmente y padecieron lo que Iturbe narra y a mí eso me hace plantearme a veces la siguiente cuestión "¿Si yo viviera esa misma situación, qué clase de persona sería, la que se mantendría fiel a sus creencias y arriesgaría todo por lo que cree o la anónima que sufriría sin hacer nada?

Me preocupa la respuesta.  

18 noviembre 2013

Conjuras, amor, odio, arte y mucho más en La tabla esmeralda


La lectura de este libro ha sido posible gracias a tres personas a las que quiero dedicarles un aplauso. A mi compañera de trabajo Mariaeugin, por regalármelo las navidades pasadas (siento haber tardado tanto en leerlo, que no ha sido por no querer sino porque ya sabes que me lío en la biblioteca) y a mis dos vecinos de arriba por mantenerme despierta hasta las 2 de la madrugada y hacer que no soltara el libro hasta terminarlo. Gracias.


Han sido tantas emociones juntas que no sé ni por dónde empezar. Son tres historias, que obviamente se entrelazan. Una, de la que menos se cuenta, transcurre en 1492, en la Italia de los Médici. Las otras dos, las más importantes y donde está toda la chicha tienen lugar en el París ocupado por los nazis de 1943-1944 y en la Europa contemporánea (comienza en España y se expande).

Trata sobre un cuadro, el poder que encierra y las vidas que se lleva por delante en la pugna por poseerlo. [Suena un poco a "El código Da Vinci"]. Trata sobre una chica de clase media, anodina pero con un encanto oculto, que mantiene una relación de amor subordinado con un riquísimo y atractivísimo alemán que la maneja a su antojo. [Suena un poco a "50 sombras de Grey"] Trata sobre un comandante nazi que se enamora de una judía. [Aquí me vinieron recuerdos de "Dime quién soy", de Julia Navarro]. Pero sobre todo trata, y aquí viene para mí el acierto de Clara Montero, sobre el expolio de obras de arte, por parte de los nazis, a los judíos. No quiero contar más que destripo la historia.

El libro está bien escrito, con personajes interesantes, como Georg von Bergheim, del que, por supuesto, es difícil no enamorarse, documentado y con unas tramas que te atrapan. Clara Montero no ha inventado nada, pero ha sabido escribir bien un libro que te llama a que lo leas (no tiene nada que envidiarle a "Dime quién soy", así que no sé muy bien por qué uno ha sido más famoso y leído que el otro). Tampoco esperéis una obra maestra, porque no lo es.
Sólo le pongo un pero, que los lectores de e-book se ahorran. Y es que para mí, que leo siempre tumbada en la cama con Calcetines apoyado en mi brazo, sus casi 750 páginas han sido una tortura. Me duele todo.

Por cierto, estoy impresionada con Carla Montero. Cuarenta años, casada, con cuatro hijos, guapa, elegante, licenciada en Derecho, diplomada en Administración de Empresas y con tiempo para escribir un libro de este tipo. Qué estoy yo haciendo con mi vida, me pregunto.

16 noviembre 2013

El libro del Dr. House


Y después del bonito dramón de Rostain, y para no irme con la muerte a la cama, escogí a Hugh Laurie y su ácido humor. El libro es de esos de sin más, de los que lees, disfrutas en su justa medida y olvidas. 

Hugh Laurie (más conocido como el Dr. House) no sólo actúa, sino que toca el piano, la guitarra, el saxofón, la batería y la armónica. Y además escribe. Y que conste que no ha aprovechado el tirón de House, sino que este libro ("Una noche de perros" en España y "The Gun Seller" en su título original) fue escrito en 1996. Vamos, que ha llovido bastante ya. 

Hay una cosa curiosa con este libro y es que no tengo ni idea de dónde ha salido. Bueno, físicamente sí, de una de las cajas de la mudanza, pero es que yo no recuerdo haberlo comprado y, mucho menos, haberlo empaquetado, así que probablemente como vino se irá. 

El protagonista de esta novela es Thomas Lang, un antiguo militar inglés que ahora vive de hacer "trabajillos" de diverso cariz. En una de estas le ofrecen un porrón de dinero por asesinar a un tipo, pero como él puede que sea muchas cosas pero no es un asesino a sueldo, va a donde la persona que le han pedido que asesine para avisarle de que le quieren matar. Y aquí se complica la cosa. 

Entran los estadounidenses en acción y el mercado de armas y una idea que no me ha parecido demasiado descabellada, que es la de que ciertos actos terroristas son financiados por las empresas armamentísticas como una forma de promocionar sus productos a través del gran spot televisivo como son los telediarios. También entra Sarah, la hija del hombre al que tenía que matar, que, desde luego es una borde, interesada, pija, desleal y petarda en todos los sentidos, pero como también es muy guapa y tiene un cuerpo espectacular, pues el gilipollas de Lang cae enamorado de ella y se mete en ciento y un patatales sólo para asegurar su seguridad. 

Personalmente, el personaje de Lang me ha parecido un megamix de varios detectives de ficción. Más un pelín de Laurie. Lang es un tipo solitario, al que le gustan las mujeres despampanantes y él a ellas (aunque él se empeñe en hacerse el sorprendido cuando eso ocurre), ácido, honesto, con conciencia, bebedor de whisky, fumador empedernido, y el toque Laurie: con una altura considerable que saca a relucir siempre que puede y un amor incondicional por las motos (en este caso una Kawasaki ZZR). El problema con un personaje como este es que los finales son previsibles, porque sabes que no va a hacer nada inmoral. 

Lo mejor, las reflexiones sin sentido que hace de cuando en cuando. Por ejemplo: ¿por qué se dice que cae la noche y el día se levanta, si la noche llega cuando el sol -el día- se cae en el horizonte? O la comparación en que las expectativas de sexo entre hombres y mujeres es como un Fiat Panda y un Volvo. Ninguno es mejor que el otro, pero no le pidas a un Fiat Panda que lleve un armario en el maletero ni a un Volvo que aparque en cualquier espacio, porque no. Y como las cosas son como son, no es plan de echarle en cara al Panda que no pueda cargar muchas cosas, ni al Volvo que sea como una limusina y para aparcarlo necesite un desierto. 

En fin, que le da vueltas a chorradas como estas que tanto me gustan a mí.

14 noviembre 2013

El duelo de monsieur Rostain

Me he sentido bastante morbosa leyendo El hijo de Michel Rostain, y más porque hoy he comido con el tenedor en una mano y el libro en la otra, lo cuál me ha parecido lógico en su momento (más que nada porque me había enganchado y quería terminarlo) pero totalmente insano después.

Es morboso y es insano porque El hijo es una historia autobiográfica. Y triste. E íntima. El 25 de octubre de 2003, a las 16:17 hrs, Lion, el hijo de 21 años del autor, Michel Rostain, muere repentinamente de meningitis fulgurante. El dolor que, tanto Michel como su mujer Martine, sienten al perder a su único y queridísimo hijo es tan insoportable que por sus mentes les pasan pensamientos negativos de todo tipo.


A lo largo del libro, narrado en tiempo presente por el hijo ya ausente, se nos cuenta los días de antes de su muerte, el día mismo, los días posteriores, el funeral, la cremación... se cuenta lo que pasó, por la vida de Michel y Martine, por la cabeza de Michel, por el corazón de Michel. Se cuenta cómo salieron de ese terrible vacío que la muerte de Lion les trajo sin dejar de recordarle cada día y no sólo en el pensamiento, sino a través de conversaciones, de fotos, de viajes catárticos. Se cuenta cómo, poco a poco llegaron a convencerse y a asumir que "se puede vivir con eso".

He llorado unas cuantas veces y he sonreído otras cuantas. He pensado, he sufrido con su dolor, me he preguntado cómo terminaría, me he preguntado si terminaría. Terminó. El libro. Y ahora no sé si seguir pensando en ello o correr el telón para que comience otra función. Son las 00:25 de la noche y tengo que tomar una decisión: llevarme a la muerte a la cama o despistar a Morfeo durante un rato más, mientras lleno los rincones de mi cerebro con otras cosas. Sea lo que sea, aquí termino.

11 noviembre 2013

Novela policiaca con sabor local

Creo que voy a tener que comprarme una tele. Porque claro, domingo, 9 de la tarde, es de noche, llueve, la casa recogida, no tengo tele, ¿qué hago? Me meto en la cama y leo. Y leo, y leo, y leo, hasta que me acabo el maldito libro a las dos de la mañana. 

Salto a la literatura nacional, y, más concretamente, a la literatura de mi tierra de adopción, Navarra. Aunque la autora sea guipuzcoana. El guardián invisible es el primer libro de una trilogía de la inspectora de policía Amaia Salazar, que tras muchos años vuelve a su pueblo, Elizondo, en mitad del Valle del Baztán, a investigar los asesinatos de unas adolescentes.

Además de las complicaciones propias de cualquier investigación policial que se precie, Salazar se enfrenta a su familia y a los fantasmas del pasado. Todo esto mezclado con mucha mitología pagana, en plan brujas, homínidos que cuidan del bosque, hadas, etc... Porque los crímenes no sólo pasan en Vermont o en el Condado de Sadelshire de Inglaterra, también los hay patrios y para que vendan tienen que tener algo especial.

El libro se lee fácil y la verdad es que leer sobre un lugar que se conoce siempre gusta más, pero, y aquí viene el pero, hay tres cosas que me han chirriado un poco del libro.

La primera es que en la página 50 ya sabía quién era el asesino y eso a mí no me pasa casi nunca, que no soy yo muy intuitiva para temas criminales. ¿Suerte por mi parte o el libro es previsible?

La segunda es que creo que Redondo se ha pasado un poco recreando la vida de la inspectora. Un pasado trágico y un marido perfecto en contraposición a sus dos hermanas con una infancia tranquila y unos maridos para llorar. ¿Se trata de una cosa kármica? Un ambiente de trabajo que navega entre el odio absoluto de algunos de sus compañeros y el amor y fidelidad incondicional de otros. No sé, todo muy extremo en mi opinión.

La tercera es que sí, la vida en el Baztán antiguamente tenía que ser un infierno, por lo que sus habitantes debían de ser muy duros para sobrevivir, pero vamos, que Redondo los describe casi como héroes/heroínas sin nombre. Y los describe y los describe, porque no cabe duda de que Redondo tiene una admiración sin límite por los baztaneses. Y no digo yo que no fueran excepcionales, pero ¡vamos! como casi todos los habitantes del norte de España, que tuvieron que soportar el mismo frío, humedad, inviernos eternos, pobreza, hambre...

Por lo demás bien, ha cumplido su cometido que es el de entretener.

10 noviembre 2013

Era dos veces el Barón Lamberto

C'era due volte il barone Lamberto de Gianni Rodari es el primer libro que leo en italiano que no está adaptado para extranjeros que intentan aprender el idioma. Es un libro para niños de 11 años, pero como yo soy muy infantil, pues me ha gustado la historia y, desde luego, las ilustraciones de Francesco Altan. Le he cogido cariño al Barón Lamberto y, sobre todo, a su mayordomo Anselmo, siempre con el paraguas colgando del brazo. 

"En medio de la montaña está el lago de Orta. En medio del lago de Orta, pero no justo en la mitad, está la Isla de San Julio. En la Isla de San Julio está la mansión del Barón Lamberto, un señor muy viejo (tiene noventa y tres años), muy rico (posee veinticuatro bancos en Italia, Suiza, Hong Kong, Singapur, etc.), siempre enfermo. Sus enfermedades son veinticuatro. Sólo el mayordomo Anselmo las recuerda todas. Las tiene escritas en orden alfabético en un pequeño bloc de notas: asma, arterioesclerosis, artritis, artrosis, bronquitis crónica, y así hasta el final de la z de zoppia (cojera). Al lado de cada enfermedad Anselmo ha anotado la medicina que tiene que tomar, a qué hora del día o de la noche, la comida permitida y cuál está prohibida, las recomendaciones de los médicos: "Estese atento a la sal, que aumenta la tensión", "limítese con el azúcar que no va bien con la diabetes", "evite las emociones, las escaleras, las corrientes de aire, la lluvia, el sol y la luna".


¿Que de qué va el libro? Pues no lo puedo contar, porque cualquier cosa que diga sería destriparlo. Sólo decir que es un libro divertido, imaginativo y ácido. Lo demás lo tendréis que descubrir leyéndolo.

05 noviembre 2013

Hablemos un poco de los urcas


Educación siberiana de Nikolái Lilin, habla sobre la vida y costumbres de los urcas, un pueblo siberiano que fue deportado por Stalin a Transnistria, un territorio entre Ucrania y Moldavia. Los urcas son criminales honestos, con unas reglas rígidas y claras, un espíritu comunitario muy fuerte, opuestos a la exhibición de riqueza, al abuso de poder y las personas no dialogantes. 

No es un libro antropológico, aunque pudiera serlo, de alguna manera, sino que Lilin va contando su infancia y adolescencia dentro de esa comunidad (él es urca), lo que veía, lo que aprendía, lo que sentía, lo importante y lo que no, anécdotas y sucesos que le pasaron a él o a alguien conocido... 

He echado en falta el enfoque de género. Los urcas parecen ser una comunidad patriarcal, y aunque en algún momento Lilin comenta que las mujeres criminales son tanto o más respetadas que los hombres, la verdad es que todo se centra en los hombres.  

Recomiendo el libro, salvo para aquellas personas que tienen un sistema de valores muy férreo y un concepto muy claro de lo que está bien y de lo que está mal,  y salvo para los que no tienen ni corazón, ni cabeza, ni estómago para historias truculentas contadas sin paños calientes. Para esos no porque lo van a pasar mal.

Como curiosidad contar que el libro se ha llevado al cine, por el director italiano Gabriele Salvatores (Lilin está afincado en Italia desde hace unos años) y que cuenta con la presencia de John Malkovich y Peter Stormare, lo que parece que le da más caché a la cinta. No he visto la película, pero según lo que aparece en el trailer, cualquier parecido con el libro, es pura coincidencia. 


03 noviembre 2013

Libro para los días tristes

Este libro me lo prestó Farfalla, sólo para sacarme una sonrisa y para que no me olvide del inglés. The Blue Day Book de Bradley Trevor Greive es... mejor que lo veáis.




Como ni él mismo se toma realmente en serio no lo podemos denominar como un libro de autoayuda (hacia los que tengo que confesar que sentimientos negativos). No es un gran libro ni es uno de estos libros que se le quedan a uno impreso en la memoria, pero no hace falta. Lo mejor, las imágenes de animales elegidas. Y él lo sabe.


02 noviembre 2013

Ven te invita a pensar

Ven de la escritora danesa Janne Teller. Otro librito corto con letra grande y espaciada. Nada que ver con el anterior. Esta vez la contraportada sí que me dio lo que prometía. 
Una noche de invierno, mientra la nieve cae sobre la ciudad, un editor revisa una novela que está a punto de mandar a imprenta. Se trata de un libro, de un autor importante, que se convertirá en un best seller. Cuando una antigua conocida aparece en su oficina para contarle que el libro está basado en un hecho real del que fue víctima durante su estancia en África como delegada de las Naciones Unidas, el editor se enfrenta a un dilema: ¿Debe publicar la novela y asumir las funestas consecuencias personales y políticas que tendría hacerlo?¿O debe resignarse a anular el lanzamiento millonario?
La historia, contada en tercera persona, se va mezclando con un discurso que el editor está escribiendo para una conferencia sobre arte y ética. A medida que va planteando preguntas y desarrollando sus argumentos, pedazos de su vida le vienen a la mente que le hacen duda de todo lo que piensa y escribe. 

El arte hace el mundo un lugar más valioso para la vida. 
¿Es una calumnia crear un personaje de ficción identificable con una persona real y atribuirle características o sucesos que no son verdaderos?
Lo que los otros nos hacen no sirve de pretexto para lo que podamos hacer nosotros a los demás. Uno cuenta con un único sistema de valores, con unos actos individuales, para juzgar su propia vida. 
El artista tiene responsabilidad para con sus semejantes. Como persona [...] ¿Cuál es la cuota de responsabilidad del receptor? ¿Y del intermediario?
¿Es el artista un depredador capitalista que convierte el entorno en un esclavo inconsciente, aliado de sus creaciones? ¿Al igual que una sanguijuela chupa sus historias de la venas de los demás? ¿Y obtiene su beneficio añadido que su entorno ha sacado de merecidas experiencias vitales? ¿Es necesario eso? ¿Adonde ha ido a parar la imaginación?
No leáis el libro esperando una respuesta a todas estas preguntas. Yo creo que todos tenemos nuestras propias respuestas, pero hacía falta que alguien planteara las preguntas. 

La autora tiene otro libro aún más laureado Nada que también está en la Biblioteca. Ya os contaré qué tal en cuanto lo lea. 

01 noviembre 2013

Chabon no me convence

Cogí La solución final , de Michael Chabon, de la biblioteca porque lo que contaba la contraportada prometía, pero algo no cuadraba y tenía la sensación de que no estaba haciendo una buena elección. Si es que a veces hay que seguir los instintos. 

Contraportada: 
En su largo retiro en la campiña inglesa, un anciano de 89 años, que según rumorean los lugareños fue años atrás un famoso detective, vive apartado del mundanal ruido. Un día irrumpe en su ordenada vida Linus Streinman, un muchacho judío y mudo que ha escapado de la Alemania nazi con un loro gris como único compañero. ¿Qué significa la misteriosa cadena de números en alemán que el loro repite incesantemente? Michael Chabon reinventa el clásico relato detectivesco decimonónico y lo convierte en una historia de suspense moderna. 


No sé ni por dónde empezar. Es un libro corto (¡menos mal!), donde pasan muchas cosas que se cuentan en dos líneas y se cuentan pocas o ninguna en párrafos interminables. 

Para muestra este botón: 

Con la conciencia del fracaso pareció que una sombra gris le oscurecía los sentidos, como si un enorme satélite inexorable como una nube estuviera cruzando el cielo y tapando el rostro del sol. El mundo se vació de significado igual que la luz huye durante un eclipse. El enorme corpus de experiencia y sabiduría, de corolarios y resultados observados, de los cuales se sentía el maestro, quedó inutilizado de un plumazo. El mundo que lo rodeaba era una página de texto ilegible. Una hilera de cubos blancos de los que escapaba un misterioso zumbido lastimero. Un niño envuelto en una miasma reluciente de hilos, con la cara y la mirada aplanadas y bordeadas de sombras como si fueran de papel y alguien las hubiera recortado y pegado al cielo. Una brisa que dibujaba retratos ondulantes de vacío en las puntas de color verde claro de las briznas de hierba. 

Si habéis llegado leyendo hasta aquí pido disculpas y juro que no era mi intención torturaros de ninguna manera. Un poco de lírica en la prosa no está mal a veces, pero lo que hace este señor va en contra de la Convención de Ginebra. Si aún después de esto os animáis a leer el libro no acepto luego reclamaciones. 

Seguía yo con la mosca detrás de la oreja de por qué no me había convencido el libro en la biblioteca, hasta que me acordé. Hace unos cuantos meses cogí otro libro de él:  El sindicato de policía y, en contra de mi costumbre, lo abandoné en la página 50. Está claro que el ser humano tropieza varias veces con la misma piedra.